domingo, 17 de febrero de 2008

Grupo étnico indigena: Tule o Cuna


Ubicación Geográfica
El pueblo Tule o Cuna encuentra ubicado en el golfo de Urabá y la región del Darién, específicamente en la zona de Arquía (Chocó) y el municipio de Necoclí (Antioquia), donde reciben la denominación Ipkikuntiwala. Pero la mayor parte de la población se halla en las islas de San Blas (Panamá), lugar considerado como el "territorio madre". Allí reciben la denominación Makilakuntiwala.


Población
En Colombia hay 1.166 tules o Cuna, que ocupan un área 10.087 hectáreas, con un clima húmedo tropical que presenta niveles de precipitación calculados entre 2.600 mm y 3.280 mm por año.

El río es su principal punto de referencia para construir vivienda; por ello sus pautas de poblamiento corresponden al denominado modelo lineal, es decir, pueblan a lado y lado del curso de los ríos (Arquía y Caimán).

Estas comunidades indígenas tienen una constante interacción con asentamientos de colonos negros, antioqueños y cordobeses, con quienes sostienen básicamente relaciones comerciales. Las diferencias entre las comunidades ubicadas en Colombia y las que se ubican en la Islas de San Blas son marcadas, pues las segundas presentan un mayor grado de modernización. Son comunidades que cuentan con servicios de salud, escuelas subsidiadas por el gobierno panameño y administradas por los indígenas, calles trazadas, luz eléctrica y la mayoría de indígenas son bilingües y alfabetizados. A pesar de las diferencias, las relaciones entre unos y otros son buenas, manteniéndose lazos familiares y fraternales muy fuertes.

La población Tule o Cuna ha padecido de graves problemas de salud que han diezmado a la población; la tuberculosis, el paludismo y la parasitosis intestinal son las enfermedades más comunes, pues los servicios de salud siguen siendo muy deficientes.


Lengua
La lengua de los Tule o Cuna pertenece a la familia lingüística Chibcha. La etnia no reconoce diferencias lingüísticas notables entre las comunidades que se hallan en Colombia y las comunidades de la Islas de San Blas.


Etnohistoria
Históricamente los Tule o Cuna han sufrido procesos de desplazamiento y adaptación muy marcados. Su primera migración se produce durante la época de la conquista y la colonia, cuando fueron expulsados del río Atrato por los Emberá, quienes los obligaron a desplazarse y refugiarse en la costa. Posteriormente, durante el siglo XVII, la etnia queda sometida como colonia comercial por parte de españoles, franceses e ingleses, convirtiéndose en proveedores de cacao; hecho que generó una fuerte tensión interétnica, pues los Tule se vieron obligados a relacionarse con otros grupos étnicos, antes rivales, para poder sobrevivir.

Las primeras misiones se inician sobre el siglo XVII con el establecimiento de las órdenes franciscanas y carmelitas. La influencia de la religión aún se mantiene, sobre todo en la parte de Arquía, consiguiendo desterrar prácticas ancestrales como las relacionadas con los rituales fúnebres, para sustituirlas por cementerios. (Los indígenas enterraban a sus muertos debajo de las viviendas como un símbolo de permanencia). De igual forma, se han integrado prácticas cristianas - como los rezos, la imagen de Cristo y de la Virgen María - en los rituales propios de la etnia.

Los procesos de inmigración de colonos se producen especialmente a comienzos del siglo XX, cuando se da la separación de Panamá. Colonos antioqueños, cordobeses y chocoanos van restringiendo el territorio Tule, engendrando problemas relacionados con la tierra. Uno de los acontecimientos más interesantes de la etnia se concentra en la Revolución Tule de 1925 contra las autoridades panameñas, ante las atrocidades y masacres cometidas contra la etnia. El acontecimiento es recordado por los indígenas durante las fiestas, en donde se expulsa simbólicamente a los opresores.


Cultura
Tule significa "gente" y consideran al cerro Tacarcuna como el sitio original de donde proceden. Su tradición mítica narra que del cerro se dispersaron hacia la región del Darién y por el archipiélago de San Blas. Su cosmogonía cuenta que el mundo fue creado por Páptumat, "como un gran disco formado por doce capas, cada una habitada por seres particulares y cuya naturaleza es diferente. Los indios se vinculan con el creador a través de Ibelel, héroe cultural que les enseñó las actividades y las instituciones sociales".

Ibelel, quien recorre el mundo en barco dentro del sol, es una especie de vigilante de la conducta de los hombres. Lo que observa de anormal lo comunica al creador Páptumat, pero los hombres pueden actuar para evitar que el mensaje sea enviado. De igual forma, Ibelel es considerado el responsable de los cambios de la naturaleza, de los animales y de los hombres.

Tras la venida inicial de Ibelel, Páptumat también creó once Neles para que vivieran entre los Tule, los protegiera y los socializara; también se les encargó la tarea de enseñar, junto con Ibelel, la cultura. El mundo donde vivimos se denomina Olowitariabili, debajo del cual existen cuatro capas más, siendo la última capa la del río; el río conduce a la casa de Páptumat.

Los Tule conciben tres tipos de chamanes: los Nele, los Inatuledi y los Absogedi. Los primeros son de mayor jerarquía, adquiriendo su estatus por nacer con características especiales, como puede ser el cordón umbilical enrollado en el cuello. Los "elegidos" son sometidos a un duro aprendizaje que incluye aprender técnicas y concepciones sobre las enfermedades, mitología y toda la tradición oral del grupo. Los segundos, Inatuledi, logran su estatus por aprendizaje y están encargados de curar las enfermedades llamando a los espíritus. Los Absogedi, son expertos en prevenir las enfermedades y en controlar que las mismas no se propaguen. El chaman conoce la naturaleza del hombre y de los animales, conoce su comportamiento y, en el caso de los animales, conversa con sus "dueños" y los visita. Sabe por qué se produce una enfermedad, e impone tabúes alimenticios y sexuales para regular el equilibrio de la comunidad y del medio ambiente.

Los chamanes manejan tres conceptos fundamentales en la práctica: Purba, que significa como el alma o principio animado del ser humano, de los animales, de las plantas, de los fenómenos naturales; Kurgin, que representa a un sombrero de oro que sirve para atrapar a los malos espíritus durante la curación de una enfermedad; Igala, que es el camino a seguir para el tratamiento y cura de una enfermedad.

Dentro de ese complejo sistema de representación, las celebraciones se dan como tributo a la mujer, por ser quien transforma al hombre de una etapa presocial (durante el período de gestación) a una etapa social, cuando nace y se convierte verdaderamente hombre. La primera celebración, denominada Asu maket inna, comienza a los dos años de nacida la niña con la perforación de la nariz para la imposición de la nariguera de oro, artefacto conocido como Olo. Posteriormente, con motivo de la menarquia, las niñas celebran dos fiestas. La primera, Surba Inna, se presenta cuando ocurren los primeros cambios fisiológicos de la niña, y la segunda, Naboed Inna, se da tres años después. En ambos rituales las niñas son encerradas en un cuarto construido especialmente para la ceremonia y debe someterse a prácticas como cortarse el cabello, que simboliza la pureza, privarse de comer carne, entre otras cosas.


Vivienda
Son construcciones de tipo rectangular que siguen un patrón de asentamiento lineal, donde las viviendas se ubican a lado y lado de la orilla del río. Se caracterizan por ser espacios grandes, que tienen la posibilidad de albergar a más de cuarenta personas de varias familias.


Organización Socio-política
La familia, extensa matrilocal, es la unidad social básica de los Tule o Cuna. Está compuesta por la pareja, sus hijos e hijas solteros, sus hijos e hijas casados, los esposos de éstas y la descendencia. Con el pasar de los años esta estructura matrilocal se ha transformado, estableciéndose una residencia neolocal (la familia vive en el terreno por ellos definido), sobre todo en la parte correspondiente a la Islas de San Blas, donde la nueva familia conformada abandona a los padres de la mujer. Dicha transformación responde a la escasez de tierra para cultivar en la zona del archipiélago, lo que ha obligado a las nuevas unidades familiares a desplazarse hacia zonas con menor densidad de población o áreas de trabajo asalariado.

Con relación a la organización social del matrimonio, éste es un asunto que concierne a los padres de la pareja. Existe referencia de comunidades en donde se ha querido introducir el noviazgo gracias a la influencia de la evangelización, pero la participación del grupo familiar en el arreglo del matrimonio sigue siendo una realidad en la etnia. La separación o disolución del matrimonio no ocasiona pagos de indemnización a la familia de ninguno de los cónyuges. La separación se produce cuando el varón decide abandonar la vivienda que comparte con su esposa y decide volver a la de sus padres. Los hijos de familias disueltas quedan en manos de la madre y el padre pierde toda forma de control sobre ellos. También hay casos de hombres que se van a vivir con viudas y luego contraen matrimonio con ellas.

El sistema de parentesco conserva formas tradicionales de relación, con profundos lazos. Buen ejemplo de ello es que la mujer que oficia un parto crea parentesco con el niño nacido con su ayuda. Dentro de la estructura de parentesco no se hace diferencia entre los hermanos del padre y de la madre, ni entre los hermanos biológicos y los primos paralelos y cruzados. A todos se les llama hermanos. De igual forma, los descendientes de segunda generación reciben el mismo término que le corresponde a los nietos: wakua.

En ocasiones se marca distinción entre parientes lineales y colaterales agregando el vocablo sunat "cerca". También se hace diferencia en términos de dirección, es decir, se marca diferencia entre hermanos mayores y menores. De mayor a menor se utiliza el término ia, de menor a mayor se utiliza el término surpa. Cabe aclarar que los términos sólo se usan entre hablantes del mismo sexo. Para el caso de las herencias, éstas se logran por parte del padre o de la madre. Los hijos adoptivos no heredan de sus padrastros o madrastras, sino que heredan de sus padres cuando quedaron huérfanos. En el momento en que son adoptados, existe la obligación de mostrar los terrenos a los cuales tienen derecho. Las propiedades se transmiten de padres a hijos solamente; cuando la tierra es muy pequeña, la herencia es compartida por los hermanos, evitando su fraccionamiento.

Los derechos sobre una propiedad pueden ser duales, es decir, un indígena puede ser dueño de la tierra, mientras otro puede ser dueño de los campos de maíz o del recurso animal. Estos derechos son comunes entre parientes o entre indígenas que han trabajado e institucionalizado su amistad. Cabe resaltar, que aunque en las comunidades colombianas son comunes los préstamos de tierra o de implementos para trabajarla, es prohibido arrendarla o venderla.

En cuanto a su organización política los Tule presentan un sistema descentralizado el cual opera en dos niveles: las comunidades y las familias extensas. En el primer caso, hay que recordar que la etnia es fragmentada en asentamientos que funcionan de forma autónoma en su aspecto organizativo, con un jefe local, saila, sobre el cual no hay ninguna otra autoridad. En el segundo caso, la descentralización se da al interior de cada aldea por intermedio de las familias extensas, las cuales funcionan también de forma autónoma en cuanto a decisiones económicas y sociales. Se da el caso de alianzas entre dos familias extensas a partir de matrimonios o residencias contiguas, las cuales se institucionalizan a través de rituales de amistad.

En las comunidades la figura del Saila cumple una función primordial. Son voceros de iniciativas de las cabezas de familia, corrige y, de cierta forma, administra justicia cuando un miembro de la comunidad comete actos delictivos como hurtos, adulterio, relaciones prematrimoniales y no casarse. Son los encargados de citar a congresos, donde se exponen y discuten los problemas tanto de la etnia como de la comunidad. Los congresos son escenarios interesantes porque no sólo sirven para discutir y dar solución a los problemas; también son espacios que regulan la autoridad de los sailas, cuyas decisiones no son autónomas, de tal suerte que un jefe local puede ser cuestionado y reprendido cuando su comportamiento no es acorde con sus funciones. Un saila puede ser reprendido cuando no cumple bien sus funciones por no conocer la tradición oral, no consultar antes de una obra, no ejercer como es debido la autoridad ante una falta, favorecer a un familiar. Estos funcionarios son elegidos por los hombres en los congresos que se organizan. Su período es vitalicio, aunque se pueden retirar por decisiones personales, por incapacidad senil o cuando se han cometido faltas graves. Cada saila tiene a su disposición un alkal, que es una especie de alcalde que le colabora en algunas funciones como jefe local. Hay otros funcionarios entre los que cabe mencionar los polis, quienes se encargan de detener a los infractores, avisar a la comunidad en caso de convocatoria y, finalmente, vigilar y administrar algunos elementos que son propiedad comunal.



Sistema de Producción
La principal actividad económica de la etnia se concentra en la horticultura, actividad que se complementa con actividades de pesca, caza y recolección de frutos. Dentro de los productos cultivados está el plátano, la yuca, el fríjol, la caña de azúcar, el ñame, el cacao, la malanga y el maíz. La actividad agrícola está destinada básicamente a la subsistencia y autoconsumo.

Al igual que otras etnias, los Tule manejan el sistema de tala y quema, el cual pasa primero por un proceso de desmonte. La vegetación selvática se tumba en los meses de febrero y marzo y se procede a su quema; la siembra se produce durante el mes de abril, en una tarea que efectúan tanto hombres como mujeres. El terreno cultivado se deja descasar durante varios años, permitiendo que se renueve el manto vegetal. Esto es posible gracias a que la densidad de población en las comunidades es baja, permitiendo una siembra itinerante. Es importante anotar que los indígenas reconocen la existencia de dos estaciones básicas - seca y lluviosa - las cuales condicionan los ciclos agrícolas.

Finalmente, actividades como la pesca y la cacería son complementarias al trabajo agrícola. Para el caso de la caza, aunque fue una fuente alimenticia importante en el pasado, es una actividad que se ha visto mermada ante el agotamiento de algunas especies.


Tomado del sitio Web Etnias de Colombia.

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